DIEGO DE ALMAGRO, UN TRAIDOR Y COBARDE
DIEGO DE ALMAGRO UN TRAIDOR Y COBARDE.
Francisco Pizarro un hombre leal y creyente en DIOS…
Dentro de las grandes aberraciones de la dictadura en Chile: surge bajo el Decreto Presidencial Unico, Ley 1.758 del 31 de Marzo de 1977, firmado por Augusto Pinochet Ugarte, donde ignominiosamente sustituye el nombre de Pueblo Hundido por el de Diego de Almagro.
La verdadera historia ( No la arreglada por conveniencia de los gobernantes) da cuenta de que Diego de Almagro fue un soldado de muy baja estofa, de vida licenciosa plagada de abusos de poder y sexuales con los originarios de América y por añadidura un abyecto traidor en innumeras oportunidades a Francisco Pizarro, su camarada de armas y amigo.
Fuente: Los exploradores españoles del siglo xvi del gran historiador Charles Lummis.
Al fin, agotada ya la paciencia de Pizarro por los.... repetidos actos de traición de Almagro, le dio aviso
de que había terminado la tregua, y emprendió la marcha sobre Cuzco. Almagro hizo cuantos esfuerzos pudo para defender su robada presa ; pero a cada paso le venció la táctica militar de Pizarro. Además, estaba minado por una vergonzosa enfermedad, castigo de su licenciosa vida y tuvo que confiar la campaña a su teniente Ordóñez. El día 26 de abril de 1538, los españoles leales al mando de Hernando y Gonzalo Pizarro,Alonso de Alvarado y Pedro de Valdivia, tuvieron un contacto con las fuerzas de Almagro en Las Salinas. Hernando hizo decir misa, excitó a sus hombres exponiéndoles la conducta de Almagro y dirigió una carga contra los rebeldes. Siguióse una terrible lucha ; pero finalmente Ordóñez fué muerto, y sus secuaces no tardaron en ser derrotados. Los españoles victoriosos se apoderaron de Cuzco e hicieron prisionero al architraidor. Fué juzgado y convicto de traición, pues traicionando a Pizarro había sido también traidor a España, y se le sentenció a muerte. El hombre que en alguna circunstancia mostró tener algún valor físico,fué un cobarde en el postrer momento. Con la mayor pusilanimidad pidió que le perdonasen la vida ; pero la pena era justa, y Hernando Pizarro rehusó revocar la sentencia. Francisco Pizarro había salido para Cuzco ; pero antes de llegar, ya Almagro había sido ejecutado, quedando vengada una de las más viles traiciones que registra la historia. A Pizarro le impresionó profundamente la noticia de su ejecución ; pero no pudo menos de comprender que se había hecho justicia. Movido de sus naturales impulsos, Pizarro se hizo llevar a su casa a Diego de Almagro, hijo ilegítimo del traidor, y le atendió como si fuese su propio hijo.
El hijo del traidor Diego de Almagro del mismo nombre conspira en el asesinato de Francisco Pizarro.
Entre tanto una calamidad irreparable cayó sobre aquella joven nación, y de un golpe villano le arrebató una de sus más heroicas figuras. Los viles secuaces que participaron en la traición de Almagro, habían sido perdonados y se les trató bien ; pero no cambió su carácter y continuaban conspirando contra el hombre sabio y generoso que les había dado cuanto tenían. Hasta Diego de Almagro, a quien Pizarro atendiera tiernamente como a un hijo, se unió a los conspiradores. El cabecilla se llamaba Juan de Herrada. El domingo 26 de junio de 1541, aquella partida de asesinos se abrió paso súbitamente y penetró en la casa de Pizarro. Las personas desarmadas que en ella se hallaban huyeron en busca de auxilio, y los fieles servidores que opusieron resistencia fueron asesinados. Pizarro, su hermanastro Martínez de Alcántara y un probado oficial que se llamaba Francisco de Chaves, tuvieron que afrontar solos el combate. Como fueron cogidos por sorpresa, Pizarro y Alcántara trataron de vestirse apresuradamente la armadura, mientras ordenaban a Chaves que cerrase la puerta. Pero, sin darse cuenta, el soldado la entreabrió para parlamentar con los villanos, y éstos le atravesaron con la espada y a puntapiés arrojaron su cadáver por la escalera. Alcántara se lanzó a la puerta y luchó heroicamente, sin arredrarse por las numerosas heridas que recibía. Pizarro,echando a un lado la armadura, que no tuvo tiempo de vestirse, se lió una manta al brazo izquierdo para escudarse, y cogiendo con la otra la buena espada que había blandido en tantas luchas desesperadas, saltó como un león sobre aquella manada de lobos. Era ya viejo,y tantos años de sufrimientos y penalidades le habían quebrantado. Pero su gran corazón no había envejecido, y peleó con un valor sobrehumano y con sobrehumana fuerza. Su rápida espada atravesó a los dos que iban delante, y por un momento vacilaron los traidores. Pero Alcántara había caído, y turnándose para cansar al anciano héroe, los cobardes le acosaron sin cesar. Durante algunos minutos prosiguió aquella lucha desigual en el angosto pasillo, cuyo suelo hacía resbaladizo la sangre derramada : un anciano lleno de canas y de brillantes ojos, contra una veintena de bandidos. Al fin Herrada cogió en sus brazos a su camarada Narváez y, protegido por aquel escudo viviente, arremetió contra Pizarro. Este atravesó a Narváez con varias estocadas ; pero en el mismo instante uno de aquellos asesinos le hirió en la garganta. El conquistador del Perú vaciló y cayó, y los conspiradores hundieron en su cuerpo sus espadas. Pero aun entonces aquella voluntad de hierro hizo que el cuerpo obedeciese el último sentimiento de un gran corazón, e invocando a su Redentor, Pizarro mojó un dedo en su propia sangre, trazó en el suelo una cruz, doblegóse y besando el sagrado símbolo, expiró. Así vivió y así murió el hombre que empezó la vida como porquerizo en Trujillo y la acabó como conquistador del Perú. Fué el más grande de los exploradores ; un hombre que de modestos principios se elevó más alto que nadie ; un hombre en quien se ha cebada la maledicencia y la calumnia de los historiadores apasionados ; pero, un hombre a quien la historia, sin embargo, colocará en una de sus más altas hornaci- nas ; un héroe a quien se gozarán algún día en venerar cuantos admiren el heroísmo.
Ningún pueblo de CHILE merece llevar el nombre de Diego de Almagro
procristo